Este domingo, presto, a ultranza, sin denuestos, cojo el magín poético, lo coloco ante mí, desnudo, desenvuelto, lo abro, lo entreveo, lo revuelvo, al fin y a la postre, lo secuestro.
Juego con él, las jornadas, las lagunas, los senderos, los duerme-duerme, los encuentros desencuentros.
Hago juegos malabares, hago hipnosis de efectos, pongo aquello, pongo esto, quito eso, añado más, o más tildes o compuestos verbos.
Que si mi padre va a mejor, que si la feria quedó lejos, que si Consuegra ya entra en otro tiempo, que si centellea el áureo ajenjo.
Este octubre da que hablar, en la calle, en los medios, en la casa, en el bar, en el tú a tú, o en el trabajo y desempeños.
Malabar en el palabro, en el verso con desdeño, malabar en mi tu oído, en el sesgo brasileño.
Qué más que yo te cuente, alma mía, fan risueño, un compás al sol de otoño, mon ami, amigo luego.
Se entrevé la otra feria, la de flor morada y rojizo estigma, valioso oro en la comarca, en la historia de acá, con gran decoro y fuego encima.
Malabar en el coloquio, en la apertura de un cisma, malabar en el otoño, malabar en la cuerda de la vida.
Y el magín de los recuerdos, y la levedad de esas prisas, conformando todo ello un latir vital en tu camisa.
Y tildando aquesto, verseando aquello, a la hora de esta guisa, puntualizo y finalizo “malabareando palabras” a toda pastilla.
 
 
 
Balla Pedro cuantas palabras , bien puestas cuánta imaginación, enhorabuena , a seguir escribiendo lo haces de maravilla
ResponderEliminarHe disfrutado enormemente con esta entrada, con este baile en prosa que me sabe a poesía. Gracias por compartirlo!!!
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