Una vida enlatada,
una vida en tu casa,
una vida devastada 
por las lindes enfrentadas.
Por la cárcel, por la fama,
por delitos que te achacan,
uno es preso de su sino,
olvidando la esperanza.
Reclusiones de las almas,
de temores respaldadas,
de las culpas incendiadas,
de amarguras comprobadas.
Sal de ti, sol de amada,
de frescuras desatadas,
de ensaladas consonancias,
de vivencias comparadas.
Es la mente una dama 
que enjardina su morada,
que al cuerpo entrelaza 
con salud premeditada.
Fuerte cuerpo, mente sana,
del primero es la talla,
del segundo la salud 
que rebasa cuando ama.
Yo me expreso, otros callan,
yo me inspiro, otros hablan,
yo saliendo del abismo 
redescubro mi posada.
No encerrado uno escapa 
cuando clava su mirada 
en el mundo, en su amada,
en el tiempo que se acaba.
Cuando sales de escapada,
cuando hablas y te amparas 
en tu gente, en tu alma,
vas ganando la jugada.
Metas fijas, mentes claras,
planifican “alboradas”,
recomponen y estilizan 
las mareas declaradas.
No encerrado más tú ganas,
respirando más te engranas,
a tus juicios das valores,
a tu prole carcajadas.
No recluyas tu mirada,
tus saberes o tus ganas,
desenlaza del oprobio 
las vergüenzas inventadas.
 
 
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