jueves, 20 de junio de 2024

FUMAR: ¿UN DESAHOGO O UN VICIO?

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Me gustaría, en esta ocasión, entrar a debatir acerca de una actividad que se lleva a cabo de manera sistemática por millones de personas diariamente, atraído por la polémica que trae consigo.

Cuando se fuma un cigarrillo, o uno tras otro, o de la manera en que a cada cual le apetezca, ¿a qué origen nos remontamos para tal conducta? ¿Lo podemos considerar un desahogo, o tal vez un vicio, o tal vez una mezcla de ambos? ¿Es justa la depauperación que acarrea el tabaquismo a quienes lo consumen? ¿Ha sido siempre mal visto el acto de fumar en la sociedad? Cuestionémonos estos interrogantes para dar chicha a este soliloquio universal.

Si nos vamos a ¿a qué origen nos remontamos para tal conducta?, tal vez debamos considerar que el mismo acto de fumar no tiene por qué ser un vicio en toda su dimensión. Más bien se basa en que se trata de una estrategia de afrontamiento con la que la persona se provee en determinadas circunstancias. El afrontamiento, visto así, se considera al conjunto de esfuerzos cognitivos y conductuales que se desarrollan para manejar las demandas internas o externas concretas de la vida diaria, y que son valoradas como excesivas ya que desbordan los recursos de la persona.

Las estrategias de afrontamiento se emplean independientemente de que el resultado sea eficaz o no, siempre se hace algo. Además, no existen procesos de afrontamiento universalmente buenos o malos; ello depende de múltiples factores como la persona, el tipo de problema, etc.

Aquí tratamos del problema de fumar, por lo tanto, la centraríamos como una estrategia de afrontamiento desadaptativa, ya que o bien genera que la persona evite o escape de la situación (usando el consumo del tabaco), o genera una sobre atención al malestar (como el desahogo).

Si nos vamos a ¿si lo podemos considerar un desahogo, o tal vez un vicio, o tal vez una mezcla de ambos?, quizá ya habríamos contestado, en parte, esta cuestión con la respuesta anterior. Se lo consideraría como un desahogo, más que un vicio o una mezcla de ambos, ya que, debido a sus efectos comentados, tiende a paliar las dificultades o nervios, aunque sea de una manera insana, de la persona que, por costumbre, lo utiliza.

Si nos vamos a ¿si es justa la depauperación que acarrea el tabaquismo a quienes lo consumen?, aquí la opinión se diversificaría. Del tabaquismo clínicamente hablando ya se conocen sus múltiples efectos nocivos, por lo que las personas que, por voluntad propia, lo ejercen, son conocedoras de las repercusiones que les pueden acarrear a largo plazo. Por otro lado, hay otras personas que, esporádicamente, se permiten algún pitillo en alguna ocasión especial, sin generarles ninguna adicción, por lo que son controladoras de su consumo. Entre lo uno y lo otro, entre tanto guirigay, lo más recomendable es no fumar nada, y respirar el aire fresco.

Y, por último, ¿ha sido siempre mal visto el acto de fumar en la sociedad?, yo diría que, en absoluto. Desde su introducción en Europa desde América, su uso significaba distinción y alto nivel social. En esos siglos pasados tampoco es que se pudiese adulterar en grado sumo la composición misma del tabaco. Se supone que, dentro de lo que cabría esperar, era más natural. Hoy en día, la alta competitividad de las grandes marcas, que siempre buscan los mayores beneficios y les importa poco la salud de sus consumidores, lo explicitan con las consabidas imágenes de los cánceres de pulmón en las cajetillas de tabaco, y con rótulos como que FUMAR MATA.

En conclusión, fumar o no es muy personal, depende de la persona, de sus valores, de su economía, de cómo gestione sus emociones. Cada cual será conocedor y consecuente, ya en la edad adulta, de la toma de sus decisiones, y a partir de ahí actuará en consecuencia.
 

1 comentario:

  1. Gracias Pedro, por dar tú opinión sobre el tabaquismo, muy acertado, un abrazo Pedro

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